Un estudio realizado en adolescentes brasileños ha demostrado que niveles más altos de omega-3 se asocian con una menor incidencia de daño en el ADN.
La publicación d la investigación aparece en una edición de la revista Food & Function. Fue realizado por investigadores asociados a la Universidad de São Paulo (Brasil). Cabe destacar que los autores reclutaron a 151 niños y niñas de 9 a 13 años en la ciudad de Ribeirão Preto. De ese grupo, 141 cumplieron los criterios de inclusión, mientras que la extracción de sangre de uno de ellos no arrojó datos confiables.
Detalles del estudio
Todos los niños tuvieron acceso a agua, saneamiento, electricidad e internet de la ciudad a través de conectividad de banda ancha. El índice de desarrollo humano municipal (PDM) fue de 0,8. MHDP es una evaluación realizada por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas e incluye diferentes medidas, como la esperanza de vida y los años de espera para la escolaridad.
A grandes rasgos, participaron niños que provenían de las áreas más prósperas de Brasil, con un índice de desarrollo humano (IDH) por encima de la media nacional, según los datos recogidos por la ONU.
Los investigadores observaron que, en Brasil, como en otras partes del mundo desarrollado, las dietas habituales tienden a aumentar la cantidad de alimentos procesados. Esto significa que los habitantes ingieren menos micronutrientes, mientras que elevan los niveles de grasas saturadas, azúcar y sodio.
Los investigadores buscaban ver si los niveles de los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA, vitamina A (a la que se referían como retinol), betacaroteno (un precursor de la vitamina A) y riboflavina se correlacionaban con los niveles de daño del ADN. Cabe señalar que el daño del ADN se evaluó con una técnica de electroforesis en gel unicelular, conocido como “ensayo cometa”.
Los omega-3 conservan el ADN
Los investigadores encontraron que niveles más altos de Omega-3 EPA y DHA se asociaron con niveles más bajos de daño en el ADN. Por el contrario, no encontraron la misma relación con el retinol, el betacaroteno o la riboflavina.
De este modo, la investigación confirma que en estudios anteriores se encontraron niveles más altos de omega-3 asociados con menos daño al ADN. Asimismo, otros estudios que muestran esta relación incluyen la investigación in vitro con tejido sanguíneo y células endoteliales vasculares y un estudio realizado en individuos diabéticos. Aparentemente, este fue el primer estudio in vivo de este tipo que examinó esta relación en adolescentes, por lo demás, sanos.
Los autores subrayaron que su estudio sugiere que “la implementación de políticas públicas de educación para mejorar el estado nutricional puede ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades relacionadas con un mayor daño del ADN”.
Apoyo al envejecimiento saludable
Por otra parte, el destacado experto en omega-3 William S. Harris, PhD, de la Facultad de Medicina de Sanford de la Universidad de Dakota del Sur, dijo que la investigación es interesante en varios niveles. Harris también es director de la empresa de pruebas de omega-3 OmegaQuant. “Nunca antes había oído hablar de este ensayo de ADN. La técnica, en la que se induce la migración de fragmentos rotos de ADN de sus moléculas originales en un portaobjetos, parece ser una forma elegante de evaluar la integridad de las estructuras del ADN”, dijo Harris.
Según el experto, el estudio ofrece un mecanismo de acción convincente para algunos de los efectos epidemiológicos de los omega-3 que se han observado a lo largo de los años. “Las personas con niveles más altos de omega-3 simplemente viven más tiempo”, ha matizado Harris para NutraIngredients-USA.
Además, el experto en omega-3 ha incluido que, de cara a los resultados del presente estudio, “los niveles más altos de omega-3 están asociados con un mecanismo de protección de la salud que mantiene el ADN intacto, funcionando correctamente”.
Por último, la degradación del ADN es uno de los mecanismos del envejecimiento. A medida que el daño se acumula en las hebras de ADN, los errores de replicación se aceleran y las células y los tejidos que forman comienzan a perder su función adecuada. Este mecanismo de acción se plasma en condiciones como el cáncer, las enfermedades neurológicas y el envejecimiento prematuro.
Referencias
de Barros TT, Venâncio VP, Hernandes LC, Greggi Antunes LM, Hillesheim E, Salomão RG, Mathias MG, Coelho-Landell CA, Toffano RBD, Almada MORDV, Camelo- JS Junior, Moco S, Ued FDV, Kaput J, Monteiro JP. DNA damage is inversely associated to blood levels of DHA and EPA fatty acids in Brazilian children and adolescents. Food Funct. 2020 Jun 24;11(6):5115-5121.